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Salinas Belzu, Belisario
Person

"<i>Político. Aunque es de rigor enaltecer sus méritos, no ha merecido un estudio documentado. En 1885 pasó dos años en Europa, prosiguiendo a su vuelta los estudios de Derecho en la Universidad de S. Andrés y recibiéndose de abogado (aunque no figura en el registro de Velasco Flor; según Arzaéns, en 1862). Su vida entera estuvo dedicada a la política, sufriendo todos los avatares que ella comportaba. Profesor en el seminario de La Paz; de la Junta Directiva del Colegio de Educandas y Consejero de la Universidad; Diputado (1863-1864); partidario belcista al regreso del caudillo, salvó milagrosamente la vida de las garras de Melgarejo, huyendo al Perú; habiendo regresado para el golpe constitucionalista de 1865, ocupó el cancelariato universitario (1865-1866), pues la constitución del melgarejismo le obligó a exiliarse de nuevo. Derrocado el dictador (1871), volvió a ser elegido diputado constituyente y ordinario (1872-1873) y Consejero de Estado; Prefecto de La Paz (1873-1875), en cuyo cargo tuvo que enfrentar varias asonadas cuartelarias o de la plebe. Según el revisionismo, fue un miembro connotado de la masonería y de la 'mafia' chilenófila; al producirse la ocupación chilena (1879), el presidente Daza (que hasta entonces lo había tenido apresado en un cuartel) lo nombró Auditor de Guerra en Tacna, donde a fines de aquel año contribuyó a la destitución presidencial. Diputado y Secretario General de la Convención de 1880, ocupó interinamente la Presidencia de la República y, a continuación, la cartera de Guerra; en 1884 formó parte con B. Boeto- de la misión diplomática que fue a Chile a suscribir el pacto de TRegua. Senador en 1882-1891; militante liberal, en 1888 encabezó la sedición contra el Presidente Arce, pero tras la derrota en Qari-qari, tuvo que encaminarse por última vez al exilio, del que volvió ciego. Se le atribuyen varias comedias, representadas pero no publicadas</i>"

Salas, Baltasar de
Person · 1550/1625

"<i>Agustino. Figura tan enigmática y escurridiza que ha habido quien la considere fruto de la superchería moderna; sin embargo, gracias a los datos exhumados por Montes y Espinoza, sí existió; hacia 1566 pasó con su familia a la Nueva España, ingresando allí en la Orden; en fecha incierta pasó al Perú, pero en 1586 residía en Lima; en 1589 pidió y obtuvo del Rey licencia para excavar una wak'a en Quito; en 1590 obtuvo permiso para volver a la Nueva España, pero en 1591, se hallaba en Panamá y fundó convento agustino; en 1593, tras un viaje a Roma, se encontraba en España pidiendo licencia para volver a Panamá. Después habría retornado al Perú: hacia 1604 se habría hallado en Lima (lo dice Espinoza sin aducir prueba); Montes supone-sin mayor fundamento documental- que habría residido en Qupakhawana entre 1612 y 1626; Sanginés menciona una carta de Salas al Virrey Borja (1618), pero el fragmento que cita es altamente sospechoso de proceder del ex-franciscano J[esús] Viscarra; los cronistas agustinos Calancha y Torres callan sobre él. Tanto misterio todavía aumentó cuando en 1901 Viscarra publicó un volumen estrambótico, supuesta reproducción parcialmente facsímil de una o varias de las producciones de Salas sobre las tradiciones precoloniales y coloniales sobre Qupakhawanam, que se habría publicado en Madris en 1600 o e Amberes o Nápoles en 1628 (pero de los que nadie ha podido identificar ningún ejemplar) y al que habría interpolado sus propios comentarios. En este libro se hace mención de otras tres obras (¿escritas o sólo trasmitidas por él?) datadas entre 1576 y 1612. Aunque el enigma persiste (y la intervención de Viscarra ha vuelto casi inextricable el enredo), hay datos en favor de presunción de que Salas escribió algo sobre el santuario andino y cristiano: sus firmas limeñas coinciden básicamente con las que reproduce Viscarra; las referencias a la Orden se ajustan a la realidad. Esta oscuridad ha aumentado con la bibliografía de Lazcano: en ella se atribuyen a Salas dos obras, publicadas en Madrid en 1588 y 1600 (la segunda sobre Qupakhawana, pero con un título que no coincide con el embrollo de Viscarra y que es a todas luces falso). Vargas Ugarte deja abierta la posibilidad de que Ramos Gavilán se aprovechara de algunos datos de Salas; Espinoza cree que Salas no escribió nada y que se trata de una absoluta patraña de Viscarra (cuyo manuscrito, por si faltaba algo, también se ha extraviado)</i>"